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El Ajedrez en la escuela

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El amigo Manuel Azuaga Herrera me ha dado autorización para publicar un artículo que es de lo mejor que he leído en internet. El título lo dice todo. Su página-blog es ajedrezsocial.org

 

Cómo empezar la primera clase de ajedrez desde lo lúdico

Hola amigos y amigas del tablero. Hoy queremos abordar una cuestión que nos parece fundamental y que ya podréis adivinar al leer el titular de esta publicación. La propuesta que os vamos a mostrar a continuación no solo está destinada a profesores o monitores noveles, sino que consideramos puede servirle a cualquier profesional de la enseñanza del ajedrez.

Cóno empezar una clase de ajedrez IImaginemos nuestro primer día de clase. Bien: llegamos, nos presentamos y los chicos y chicas hacen también lo propio (“…me llamo X y vengo a clases de ajedrez porque…”). Entonces lanzamos la siguiente pregunta:

¿Quién sabe jugar al ajedrez?

Si el grupo es impar, adelante, a jugar.

“Perfecto”, les decimos. Seguramente haya algunos alumnos (o muchos) que no sepan jugar. Mejor. Así tendrá mucho más sentido esta dinámica que os proponemos, ya veréis por qué. Cuando ya todos han levantado (o no) la mano, sacamos los tableros, sacamos las piezas y les decimos que pueden jugar.

Es realmente impresionante que todos juegan sin excepción. Los que saben, en principio, jugar, y aquellos que no, se sumergen en un mundo de fantasía lúdica donde las piezas y el tablero permiten una relación de auténtico juego, sin exclusiones.

Cómo empezar una clase de ajedrez IINosotros, como monitores, tendremos a mano una pizarra o un cartel grande. Mientras los chicos están jugando, siempre se produce la misma situación. Y es que irán hablando entre ellos. Algunos, los que saben, tratarán de corregir y enseñarle a los otros que tal o cual movimiento no es válido (…”eh, eh,…que el peón no se mueve así”, o “…así no, el caballo hace una L, pero es más larga…”) y, por otra parte, surgirán discusiones extraordinarias. Nos referimos a discusiones en el sentido más constructivo y didáctico del término. Porque se abrirán debates del tipo: “…que sí que se puede, mira…es así”, “…ah, vale, vale…”, “…la torre mueve todo lo que quiera…”.

Como testigos silenciosos de este clima de fantasía donde, insistimos, todos juegan sin excepción (haced la prueba y lo comprobaréis), nosotros iremos anotando las interpelaciones y las frases textuales que oigamos. Al lado de estas oraciones (que anotaremos en la pizarra entre comillas) pondremos el nombre del niño o niña en cuestión. Así podemos mantener este ambiente de camaradería el tiempo que estimemos conveniente. Quince o veinte minutos es una buena aproximación, pero se puede sostener el juego todo lo que uno quiera, en función de lo que percibamos.

Llegado el momento de la pausa, se les pedirá a todos que miren la pizarra y se les irá preguntando a cada uno de ellos por qué dijo lo que vamos leyendo, entre todos, en voz alta. Las risas están garantizadas y, lo mejor, es que el chico se acordará perfectamente por qué dijo lo que dijo y lo explicará delante del grupo sin ningún pudor. Alguien que lee lo que ha expresado y que sabe que tiene argumentos para defender su postura o acción, no sentirá ninguna vergüenza a la hora de verbalizar sus razones, expresará con naturalidad su criterio.

Así hacemos con cada una de las frases anotadas. Os garantizamos que será un ejercicio muy divertido porque todos explicarán con todo tipo de detalles lo que les sucedía en el tablero.

Todos los chicos y chicas participan del juego

He aquí que, una vez terminemos la relación de frases y explicaciones en público, daremos un giro a la dinámica y preguntaremos a cada uno de los alumnos lo siguiente:

¿Puedes decirme a qué acabas de jugar?

Es importante ir preguntándolo uno por uno, sin olvidar a ningún chico. El 100% de los chicos responderá, invariablemente, que han jugado al ajedrez.

Bien, pues en este punto nos volvemos a la pizarra, borramos las frases, y escribimos grande y claro: “NADIE HA JUGADO AL AJEDREZ”.

¿Sabéis por qué?, les preguntamos. Y acto seguido, sin todavía darles una respuesta a la pregunta retórica que acabamos de hacerles, les proponemos en la pizarra un nuevo juego: “La palabra escondida”. En España este juego se conoce como “el ahorcado”, pero por cuestiones obvias es recomendable la primera definición que damos u otra similar: “La palabra escondida”. Habrán jugado miles de veces, pero por si acaso lo explicamos. Consiste en dibujar unos guiones que se corresponden con el nº de letras de la palabra “secreta”. Los chicos deben ir, por turnos, adivinando las vocales y consonantes que se esconden en el enigma. Si aciertan escribimos la letra acertada en el lugar-guión correcto. Si fallan podemos ir dibujando una figura o bien apuntando el número de fallos, da igual, lo interesante es que acierten (y siempre lo harán). En nuestro caso dibujaremos seis guiones.

Regla

Nuestra palabra secreta dará sentido a toda la sesión y es muy fácil adivinarla: REGLAS

Regla II

En este momento, con el enigma resuelto, se les explica que ninguno ha jugado al ajedrez porque, como en cualquier otro juego, faltaban por establecer previamente las REGLAS. A partir de que conozcamos estas reglas, podremos ir aprendiendo a jugar al ajedrez. Si no conocemos las REGLAS, estamos jugando con un tablero de ajedrez y con unas piezas de ajedrez, sí, pero no estamos jugando al ajedrez.

Mediante un procedimiento como el que hemos explicado más arriba se consiguen algunos beneficios muy evidentes desde un enfoque eminentemente didáctico:

  • Los chicos están jugando desde el primer día y en pocos minutos. Nos parece fundamental que el primer contacto con el ajedrez sea un contacto rápido y divertido. No podemos estar media hora contándoles lo que haremos durante el año, los chicos tienen que jugar. ¿Se imaginan a estos mismos chicos en su primera clase de baloncesto o de tenis? Nadie pondría en duda que desde ese primer día los alumnos habrán jugado y habrán tocado balón o raqueta. Pues con el ajedrez debe pasar lo mismo.
  • Las REGLAS nacen por necesidad, no por imposición. Son los propios alumnos los que reconocen la importancia de las REGLAS como elemento necesario para poder jugar a alguna cosa que sea igual para los dos bandos, el blanco y el negro. Esto trae consigo una consecuencia extraordinaria:  cuando surjan nuevos conceptos y algún niño pueda preguntar por la justificación de estos, por ejemplo, ¿por qué en el enroque el rey mueve dos casillas?, la respuesta “…porque es una REGLA del ajedrez” será asumida por todos como algo indiscutible, como una condición más para que se pueda dar el juego. Le quitamos al concepto REGLAS el significado tiránico e imperativo de la palabra.
  • Los chicos verbalizan desde los primeros momentos y además lo hacen en público, delante de unos compañeros que acaban de conocer. Este vínculo de grupo que se propicia ayuda a que mantengan una relación muy comunicativa durante todo el curso o taller.

Cómo empezar una clase de ajedrez IIITodo lo descrito anteriormente nace de una idea del maestro Azuaga y, conforme a la experiencia que él mismo cuenta, “funciona” en todos los casos en los que lo ha llevado a cabo. Tanto es así que los alumnos suelen recordar el primer día clase incluso en la despedida del año.

Esteban Jaureguízar, experto mundial en ajedrez y pedagogía, además de vicepresidente de la Federación Uruguaya de Ajedrez, escuchó con interés (en boca de Azuaga) esta propuesta didáctica, hace algo así como un año. Jaureguízarha divulgado desde entonces, y por diversos lugares de Latinoamérica, esta “sugerencia para el primer día del monitor”. Las experiencias han sido también muy positivas. ¡Prueben en vuestros grupos de alumnos y contad cómo os fue la dinámica!

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Los cuentos y poemas que se mostrarán en este blog corresponden a trabajos realizados por alumnos, cuando en el CEIP Marpequeña, en el municipio de Telde en Gran Canaria, convocábamos el Concurso de Cuentos y Poesías de Ajedrez, encuadrado dentro del Proyecto de Innovación EducativaEl Ajedrez en la Escuela, que impartí durante varios cursos en dicho Centro.

Quizá puedan parecer trabajos con poco rigor literario, pero hay que tener en cuenta la edad de los alumnos que participaron en dicho proyecto. He preferido, por una cuestión más emocional que profesional, transcribirlos en su forma original.

¡Que disfruten su lectura! 

 

¿PARA QUÉ SERVIMOS LAS FICHAS DE AJEDREZ?

        Piezas de ajedrez No era un día cualquiera en la habitación de Juan. En el cuarto había Actions-mans, libros, pelotas, juegos y también un tablero de ajedrez y sus fichas. A Juan le encantaba, mejor dicho, adoraba ese juego.

         Ese día, que no era como los demás, el tablero de ajedrez y sus fichas estaban revolucionadas; los peones, los alfiles, las torres..., discutían y formaban grupos enfrentados entre ellos.

         Cuando Juan llegó del colegio entró rápidamente en su habitación para coger su tablero y sus fichas de ajedrez ya que siempre los había cuidado mucho para que no se les estropeasen. Al ver todas las fichas tiradas por el suelo se llevó un gran disgusto pues faltaban dos peones, que luego encontró debajo de la cama. Fue corriendo a contárselo a su madre, y ella le dijo que nadie, durante toda la mañana, había entrado en su habitación, sino que él sin querer, antes de irse al cole, las tiró.

         Juan se enfadó mucho porque sabía que él no había sido y que seguramente había sido su hermana María que se había enfadado con él antes de irse al colegio. Juan, en poco tiempo, empezó a sospechar de los miembros de la casa. Pero, aunque ordenase su ajedrez todos los días, al regresar del colegio siempre estaba tirado o con una nueva partida.

        Niño debajo de la cama Después de varias semanas, una  mañana Juan se quedó sólo en casa y se escondió en su habitación para ver quien era la persona que estaba usando su ajedrez. Cuando vio que no entraba nadie creyó que quien lo desordenaba sabía que estaba allí.

         Pero, de pronto, empezó a oír como las fichas de su ajedrez, gritaban y peleaban entre ellas. Juan quedó atónito al ver como sus fichas cobraban vida y se movían. Los miró fijamente durante un rato y dijo  con voz potente:

-          ¿Porqué os peleáis? ¿Acaso yo les he enseñado eso?

Las fichas se cayeron enseguida pues no se había dado cuenta de que Juan estaba espiándolas. La reina fue la primera en reaccionar y dijo:

-          Nos peleamos porque no sabemos qué color es mejor.

Y Juan contestó:

-          ¿Y porqué queréis saber cuál es el mejor color? En realidad, el color por si sólo no es mejor ni peor; depende del jugador que mueva las fichas haréis una buena jugada; pero si es un movimiento malo las fichas haréis una mala jugada.

Todas quedaron como mudas, nunca pensaron que tuviesen tan paca importancia; sólo eran unos objetos a los que la gente movía de un sitio para otro.

Pero Juan les explicó que gracias a ellas y al interesante juego que se puede hacer con ellas,  las mentes de los humanos se hacen más ágiles y más despiertas; realmente, son muy útiles ya que además de todo esto también nos entretienen y hacen pasar muy buenos ratos.

                                                                     

Sandra López Estévez

6º A

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Los cuentos y poemas que se mostrarán en este blog corresponden a trabajos realizados por alumnos, cuando en el CEIP Marpequeña, en el municipio de Telde en Gran Canaria, convocábamos el Concurso de Cuentos y Poesías de Ajedrez, encuadrado dentro del Proyecto de Innovación Educativa El Ajedrez en la Escuela, que impartí durante varios cursos en dicho Centro.

Quizá puedan parecer trabajos con poco rigor literario, pero hay que tener en cuenta la edad de los alumnos que participaron en dicho proyecto. He preferido, por una cuestión más emocional que profesional, transcribirlos en su forma original.

¡Que disfruten su lectura! 

EL PEÓN VALIENTE II

         Hace mucho tiempo, cuando aún no habían empezado a verse los primeros castillos y la gente vivía dominada por la llamada “mano de Dios”, apareció una extraña forma de vida de piezas de ajedrez, ni más ni menos.

         TableroNaturalmente aquello había sido obra divina del Señor, lo creó como ejemplo para los próximos pueblos que nacerían a raíz de éste, y para colmo de asombros, el suelo era de los colores y las formas de un tablero de ajedrez. Todo a tamaño real; pero, existía un problema en todo aquel mundo nuevo, puesto que como sabréis en dicho juego hay dos tipos de piezas, las negras y las blancas, las dos con sus reyes, lo cual hizo que en vez de haber alianza se formasen dos pueblos: “Villa de Negras” y “Villa de Blancas”. Los dos estaban, por la geografía, separados por un río de fino caudal que era difícil que fuese compartido sin problemas, sobre todo porque desde hacía unos años la lluvia no se dejaba ver por aquellos contornos y el río empezaba a secarse, lo que provocaba que las negras y las blancas se echasen la culpa las unas a las otras por gastar más agua.

         Claro está que las discusiones no les llevarían a ninguna parte, así que el rey más listo, el de negras, decidió enviarle una carta al rey de blancas para poner final al problema, por momento.

       El peón  La mañana en que terminó de escribir la carta, se la dio al peón más importante de la corte, el mismísimo hijo del rey de negras, quien se hizo cargo de llevar el mensaje a la “Villa de Blancas” ante el rey y su hija,  ya que no había reina debido a que murió al dar a luz a su “peoncita”.

         Por el camino al castillo vecino se dio cuenta de que el suelo no poseía los colores normales de un tablero de ajedrez, ya que los cuadros negros estaban ahora en color blanco y sólo se había dejado una franja negra por los lados exteriores de los cuadros. Seguramente era una especie de burla que el rey había planeado al saber que tendría visita,  pero al peón príncipe de negras no le molestó puesto que el hecho de poder ver a su querida peona princesa de blancas, le hacía suspirar y olvidarse de lo demás.

         También la estructura del pueblo vecino le resultaba extraña, puesto que el castillo estaba rodeado de casas: la de los primos del rey, los señores del Caballo; la de sus sobrinos mayores, los señores de Alfil y por último la de los padres del rey, la casa de los señores de la Torre, el resto de los familiares vivía en el castillo.

         Una vez entró a la sala real hizo llamar al rey, quien vino acompañado de su hija que se sonrojó cuando el peón le dijo:

-          ¡Muy buenos días, señor rey de blancas! Ya veo que sigue conservando a su hija como la más bella flor de un jardín.

-          Buenos días, peón caballeroso, pero a qué debo el placer de tan honrada visita.- Preguntó el rey con un vozarrón que producía temor.

-          Yo vengo a entregarle un mensaje de mi padre, rey de negras, señor.- respondió el peón con un hilo de voz.

-          Ya veo…- pronunció el rey mientras leía la nota que le había entregado el chico.

-          Acaso, ¿no os parece justo, señor? –dijo el peón que veía al rey con cara de no gustarle la cosa.

-          No, al contrario, es una magnífica idea que yo  mismo pensaba exponerle, pero se me ha adelantado, por cierto, no hace falta que termines cada frase diciéndome señor, podemos tratarnos de tú, ¿de acuerdo? –dictaminó el rey a forma de mandato, lo que hizo que la peona se sintiera un poco a disgusto con su padre-. Mañana mismo, tu rey padre, deberá estar con su formación en su parte del río, esperando a la mía para ejecutar lo acordado. Tú te haces responsable de que lo que acabo de decir llegue hasta tu padre, y ahora, si me disculpáis, tengo cosas más importantes que hacer, ¡vamos hija!

-          Esperad padre, acompañaré al peón de negras hasta la barrera. –Dijo la princesita, dejando a los demás peones de blancas muy furiosos y celosos.

-          Gracias peona princesa de blancas. – balbuceó el peón halagado.

Desde entonces el peón y la peona se hicieron muy amigos y se contaron cosas como que los peones hermanos de una misma familia no deberían casarse entre sí, aunque  quizá si se mezclasen las familias de blancas y de negras saldría un hijo muy raro, por otra parte el peón de negras era hermano de hermanas y la peona de blancas era hermana de hermanos, y un dato importante es que eran el mismo número en cada reinado.

     El resto del día y después de contarle la respuesta del rey de blancas a su padre, el pequeño peón se pasó el día entero pensando en lo que sucedería cuando todos se diesen cuenta de que el rey vecino tenía los cuadros de su parte del tablero pintados de blanco en su mayoría, seguramente se enfadarían mucho y al final no habría un entendimiento en lo referente al trato.

     Aún así no fue algo que no lo dejara dormir, mas, cuando se dio cuenta del peligro que correría su amistad con la princesa peona, se asustó y se apresuró a contárselo al rey. Al saber esto el rey se enmudeció pero seguidamente mandó pintar su parte del tablero completamente negro, sin dejar ni el más mínimo brochazo del blanco en el suelo.

     La noche pasó para  su desgracia muy rápida y en el primer destello del alba mañanero se reflejaban los escudos y demás armaduras de los soldados de “Villa de Negras”, a sus espaldas se comenzaba a ver al rey avanzando, mientras en el castillo de “Villa de Blancas” descansaban el rey y sus condiscípulos, que llegaron horas más tarde.

    

-          ¿Lleváis mucho tiempo aquí? – Interrogó el rey de blancas con sorna.

-          Lamentablemente sí, pero pongámonos ya en marcha a cavar la fosa para almacenar el agua, la necesitamos para dar la segunda mano de pintura a estos recuadros blancuzcos que hubo en el piso, ¿verdad que queda mejor de color negro? –Burleteó el rey de negras con una sonrisa desafiante en su rostro, que hizo flaquear al otro monarca, le había dado en su punto débil.

Rey en peligroMientras cavaban la zanja gigante discutían sobre por qué rompían más el suelo de un lado que del otro, luego a uno se le cayó una piedra encima del pie del otro y se enfadaron al pensar que lo había hecho aposta, sin contar el empujón que le dieron al rey de negras, quien cayó en el barro de la fosa y se manchó de arriba abajo. Aquellos sucesos hicieron temblar los cimientos del comienzo de una amistad venidera, y al contrario produjeron la furia de todas las piezas, quienes sin pensárselo dos veces desenfundaron sus espadas y se pusieron a luchar en medio de aquel chiquero. La lucha se paró por unos instantes cuando después de que un rayo de la tormenta que por fin se levantó, derrocó a lo lejos un muro que el mismo rey de blancas construyó para retener el agua del río que lógicamente seguía su camino con menos de la mitad de su caudal, lo que hizo que hubiera una tromba de agua que se llevó consigo al rey de blancas, entre otras piezas. Se reanudó al irse el agua, aunque mucha se quedó en el embalse que construían, finalmente el rey de negras y su tropa dominaron a las únicas piezas que seguían rebeldes. Las piezas blancas estaban perdidas sin su rey, todos los peones eran niños y no podían decidir así como así quién sería el nuevo rey con la peona, además no querían casarse con su hermana. La peona decidió que se casaría con el peón, pero el rey de negras no estuvo de acuerdo y acto seguido los hermanos de la peona lo mataron lo que provocó otra enorme guerra, en la que valientemente el peón negro se tuvo que enfrentar a los peones blancos él solo, ya que tenía hermanas. Pasados muchos años se casaron el peón y la peona y también sus hermanos, de lo que no aparecieron piezas grises, como se había dicho siempre en la mezcla de colores, es más lo que sucedió pareció haber sido obra de la mano de Dios, aparecieron bebés humanos para asombro de sus padres, lo que creó que los dos pueblos se uniesen formando un nuevo pueblo llamado, nunca mejor dicho: “Villa Ajedrez”.

     PuebloEl suelo con la lluvia perdió los colores y se quedó de color verde campo con hierba y crecieron árboles que formaron bosques y nació una nueva generación, olvidando el nombre de peón, Alfil, Torre o Caballo y no había reyes por encima de nadie, el peón “valiente” mandó fabricar un tablero de ajedrez, siendo éste el único que pudiera existir, y su señora peona lo guardó en una urna de cristal que nunca se ha vuelto a encontrar y sólo se supo más tarde de este juego porque  corrieron las historias de aquel pueblo de boca en boca.

NOMBRE: Giovanni Santana Macías

Curso: 8º

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Diagrama 12

Schiller vs LoboEl siguiente diagrama corresponde a una partida jugada en San francisco en 1998 entre los siguientes jugadores: Eric Schiller vs Richard Lobo.

Con el tema táctico de “clavada” Schiller consigue que el conductor de las piezas negras abandone. ¿Cómo lo consiguió? ¿Cómo lo haría usted?

Recuerda que una pieza se dice que está clavada cuando se encuentra inmovilizada, ya que en caso de moverse dejaría al descubierto a una pieza más valiosa a merced del ataque enemigo.

Una clavada puede producirse en una columna, una fila o una diagonal, de modo que sólo peones, alfiles, torres y damas pueden clavar a otras piezas.

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Los cuentos y poemas que se mostrarán en este blog corresponden a trabajos realizados por alumnos, cuando en el CEIP Marpequeña, en el municipio de Telde en Gran Canaria, convocábamos el Concurso de Cuentos y Poesías de Ajedrez, encuadrado dentro del Proyecto de Innovación Educativa El Ajedrez en la Escuela, que impartí durante varios cursos en dicho Centro.

Quizá puedan parecer trabajos con poco rigor literario, pero hay que tener en cuenta la edad de los alumnos que participaron en dicho proyecto. He preferido, por una cuestión más emocional que profesional, transcribirlos en su forma original.

¡Que disfruten su lectura! 

EL AJEDREZ Y EL MAR

Ajedrez y el marEN EL MAR SUMERGIDO UN AJEDREZ ENCONTRÉ

Y COMO ERA MUY BONITO PARA MÍ ME LO QUEDÉ.

ENTRE  MADERAS Y ESCOMBROS ALLÍ LO ENCONTRÉ,

TENÍA UNA MAGIA QUE NO PUDE COMPRENDER,

Y DESDE EL MOMENTO EN QUE LO VI POR ÉLME INTERESÉ.

PARECÍA QUE LAS PIEZAS SE MOVÍAN,

TAL VEZ FUERAN IMAGINACIONES MÍAS,

PERO UNA VEZ MIRANDO LA LUNA,

 LES LLEGÓ LA FORTUNA

DE MORIR Y TENÍAN

QUE IR A VER A SUS FAMILIARES,

LunaQUE LE ESPERABAN EN SU PAÍS.

AÚN RECUERDO AQUELLOS DÍAS QUE EL

AJEDREZ ESTUVO EN  MI HABITACIÓN

Y POR LA NOCHE MIRANDO LA LUNA

ME PREGUNTO:

¿SERÁ LA MAGIA QUIEN ME LO ENVIÓ?

NOMBRE: Auxi González Ajeno

Curso. 6º

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JOSUA Y EL AJEDREZ

         Erase una vez en un pueblo a las afueras de la ciudad llamado Monteardiente vivía una honrada familia compuesta por Laura y Luis que eran los padres, y sus dos hijos llamados Eva y Jósua.

         En esta familia tan tranquila todos eran felices excepto Jósua. El gran sueño de éste era el de ser famoso jugando al Ajedrez, pero como Jósua sabía que era muy difícil vivía muy desilusionado.

         Todos los amigos de Jósua sabían jugar al ajedrez menos él; por este motivo y puesto que le gustaría aprender, un día decidió comprarse un tablero de  ajedrez.

         SubastaUn día cuando se dirigía a la ciudad, ya convencido de que se lo iba a comprar, se tropezó con una subasta. Se subastaban pertenencias del hombre más rico de la ciudad, puesto que había muerto, eran cosas valiosas y a muy buen precio. Cuando ya Jósua se iba a ir, levantó la cabeza hacia lo alto, se quedó plantado en el suelo, con la boca abierta, y ¡qué sorpresa!, el subastador sacó de las cajas para subastar, el sueño más deseado de Jósua: ¡Un tablero de Ajedrez¡

         Empezó la subasta y cuando el niño iba a ofrecer una cantidad por el tablero de ajedrez, de repente, una voz alejada ofreció una cantidad a la que Jósua no podía llegar, y puesto que ya no podía ser suyo se volteó y se fue.

         Pero, una voz lo llamó y le dijo:

-          No te vayas, esto es para ti.

Jósua se dio la vuelta y con cara interrogante dijo:

- ¿Para mí? ¿De verdad?

- Claro que es para ti. Es que desde que el hombre sacó el tablero de la caja te quedaste boquiabierto y como ya tengo bastante dinero no me importa y te lo regalo.

El niño tomó el tablero y sin agradecerle nada se marchó corriendo, sin darle tiempo a que se presentara.

         Cuando llegó a casa no podía ni hablar, no le salían las palabras, pero gracias a un manotazo que le pegó su madre, pudo contar todo lo que le había pasado.

         Sin pensárselo, el siguiente jueves asistió a clases de ajedrez en la mejor escuela de la ciudad llamada Agin y dirigida por Carmelo, un gran jugador de Ajedrez.

         NiñoBueno este profesor decidió hacerles unas pruebas para saber lo que sabían, se sentó con Jósua y con su tablero comenzaron la partida. El profesor fue el que comenzó y nada más empezar, Jaque Mate, el profesor ya tenía un punto, dos, tres, cuatro; pero de repente, Jósua empezó a remontar y ya al final ganó con cinco puntos de diferencia pero no se lo explicaba puesto que él nunca había jugado al ajedrez.

         Ya en su casa con más tranquilidad, intentaba encontrar una solución; pero por más que la buscaba no la encontraba. De repente oyó como si alguien estuviera hablando y de un salto el caballo negro del ajedrez se puso encima de la cama y junto con éste las demás piezas. Jósua se quedó petrificado, aquello era imposible, pues si las piezas estaban vivas y tomó la decisión de no contárselo a nadie.

         El caballo muy espontáneo dijo con un grito:

-          Me he enterado de que querías ser famoso, pues con nosotros lo puedes conseguir y tan sólo tienes que aprender hacia donde nos movemos cada uno de nosotros.

Y así fue.

         Cuando se lo había aprendido, retó al mejor jugador del pueblo, ya que este se iba a ir a Tenerife a competir con otros porque era el campeón.

         Al día siguiente Jósua compitió contra Samuel y le ganó; éste fue a Tenerife y a partir de que conoció a estas piezas que tenían vida no se ha separado de ellas para nada y hoy en día a salido en los periódicos y ha sido muy famoso.

NOMBRE: Eliseba Rodríguez Hernández 8º

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V

¿Sabías qué...?

Corte“En la corte del rey francés Roberto el Piadoso (970-1031) el ajedrez era un juego muy apreciado”

“Gracias a los intercambios comerciales y culturales entre Oriente y la Europa septentrional, el ajedrez se extiende por los países nórdicos”

“Los mercaderes rusos y escandinavos que comercializaban con Bagdad desde el año 900 son los que introdujeron el ajedrez, primero en Rusia y más tarde en los países limítrofes”

“Los comerciantes escandinavos (los vikingos), llevaron el ajedrez a las islas Británicas y a Islandia”

“Los mercaderes daneses, suecos, alemanes y croatas juegan durante las grandes ferias, y registran ante notario la situación de la partida ¡para continuarla en la siguiente feria”

”En el año 1027, Canuto I el Grande, rey de Noruega  recibe al conde Ulf, llegado para prestar juramento de fidelidad tras una rebelión. Para sellar las paces juegan una partida de ajedrez. En un momento del juego Canuto hace un mal movimiento con su caballo y Ulf lo captura. Canuto le pide que lo devuelva al tablero y le propone que haga otra jugada o que se anulen los movimientos. Ulf se niega y llegan a las manos. Canuto, loco de furia, persigue al conde hasta el coro de una iglesia, donde lo mata”

“Reginald, hijo de Eymund, cuando jugaba al ajedrez con un noble caballero en el palacio de Carlos el Grande (Carlomagno), mató salvajemente a su adversario golpeándolo con una pieza del juego”

 “Se cuenta queCarlomagno tenía a su servicio un joven y valeroso soldado, llamado Garín. Tal fue el valor que éste demostró que se ganó la admiración de los caballeros y el amor de las damas... entre ellas el de la mismísima emperatriz, que se quedó prendada de él desde la primera vez que le vio. Sin embargo, Garín, siempre fiel a su señor, la rechazó sin miramientos. La Emperatriz, movida por el remordimiento, le contó todo a su esposo.

La reacción de Carlomagno fue llamar a su presencia a Garín y proponerle lo siguiente: "Juguemos una partida de ajedrez, pero con estas reglas: si ganas, te haré entrega de todos mis reinos y posesiones así como de mi propia mujer. Si gano, pagarás con tu vida la derrota".

Garín se vio forzado a aceptar, pero lo que Carlomagno no sabía era que su rival era un fenomenal jugador de ajedrez. Tras una dura lucha de ataques y contraataques, Garin logró dar mate a su soberano. Carlomagno se quedó totalmente abatido y dijo "Garín, haced lo que os plazca, tomad lo prometido".

Garín demostró su fidelidad a su señor renunciando a todo lo que había ganado en el tablero y Carlomagno pudo continuar su reinado”.

El ochoEl ocho es una novela de Katherine Neville, publicada en 1988, y que desde entonces ha sido una de las novelas más leídas en el mundo

Enrique I“A comienzos del siglo XII, con motivo de una disputa por la posesión de Normandía, Enrique I, rey de Inglaterra, echa mano de un tablero para golpear a Luis VI el Gordo, rey de Francia, y por poco lo mata”

“Fernando de Portugal, (1345-1383), esposo de Juana de Flandes, tenía la costumbre de dar puñetazos a su mujer cuando ésta le ganaba una partida”

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