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El Ajedrez en la escuela

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EL PEÓN VALIENTE II

Publicado por en en Cuentos y poesias
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Los cuentos y poemas que se mostrarán en este blog corresponden a trabajos realizados por alumnos, cuando en el CEIP Marpequeña, en el municipio de Telde en Gran Canaria, convocábamos el Concurso de Cuentos y Poesías de Ajedrez, encuadrado dentro del Proyecto de Innovación Educativa El Ajedrez en la Escuela, que impartí durante varios cursos en dicho Centro.

Quizá puedan parecer trabajos con poco rigor literario, pero hay que tener en cuenta la edad de los alumnos que participaron en dicho proyecto. He preferido, por una cuestión más emocional que profesional, transcribirlos en su forma original.

¡Que disfruten su lectura! 

EL PEÓN VALIENTE II

         Hace mucho tiempo, cuando aún no habían empezado a verse los primeros castillos y la gente vivía dominada por la llamada “mano de Dios”, apareció una extraña forma de vida de piezas de ajedrez, ni más ni menos.

         TableroNaturalmente aquello había sido obra divina del Señor, lo creó como ejemplo para los próximos pueblos que nacerían a raíz de éste, y para colmo de asombros, el suelo era de los colores y las formas de un tablero de ajedrez. Todo a tamaño real; pero, existía un problema en todo aquel mundo nuevo, puesto que como sabréis en dicho juego hay dos tipos de piezas, las negras y las blancas, las dos con sus reyes, lo cual hizo que en vez de haber alianza se formasen dos pueblos: “Villa de Negras” y “Villa de Blancas”. Los dos estaban, por la geografía, separados por un río de fino caudal que era difícil que fuese compartido sin problemas, sobre todo porque desde hacía unos años la lluvia no se dejaba ver por aquellos contornos y el río empezaba a secarse, lo que provocaba que las negras y las blancas se echasen la culpa las unas a las otras por gastar más agua.

         Claro está que las discusiones no les llevarían a ninguna parte, así que el rey más listo, el de negras, decidió enviarle una carta al rey de blancas para poner final al problema, por momento.

       El peón  La mañana en que terminó de escribir la carta, se la dio al peón más importante de la corte, el mismísimo hijo del rey de negras, quien se hizo cargo de llevar el mensaje a la “Villa de Blancas” ante el rey y su hija,  ya que no había reina debido a que murió al dar a luz a su “peoncita”.

         Por el camino al castillo vecino se dio cuenta de que el suelo no poseía los colores normales de un tablero de ajedrez, ya que los cuadros negros estaban ahora en color blanco y sólo se había dejado una franja negra por los lados exteriores de los cuadros. Seguramente era una especie de burla que el rey había planeado al saber que tendría visita,  pero al peón príncipe de negras no le molestó puesto que el hecho de poder ver a su querida peona princesa de blancas, le hacía suspirar y olvidarse de lo demás.

         También la estructura del pueblo vecino le resultaba extraña, puesto que el castillo estaba rodeado de casas: la de los primos del rey, los señores del Caballo; la de sus sobrinos mayores, los señores de Alfil y por último la de los padres del rey, la casa de los señores de la Torre, el resto de los familiares vivía en el castillo.

         Una vez entró a la sala real hizo llamar al rey, quien vino acompañado de su hija que se sonrojó cuando el peón le dijo:

-          ¡Muy buenos días, señor rey de blancas! Ya veo que sigue conservando a su hija como la más bella flor de un jardín.

-          Buenos días, peón caballeroso, pero a qué debo el placer de tan honrada visita.- Preguntó el rey con un vozarrón que producía temor.

-          Yo vengo a entregarle un mensaje de mi padre, rey de negras, señor.- respondió el peón con un hilo de voz.

-          Ya veo…- pronunció el rey mientras leía la nota que le había entregado el chico.

-          Acaso, ¿no os parece justo, señor? –dijo el peón que veía al rey con cara de no gustarle la cosa.

-          No, al contrario, es una magnífica idea que yo  mismo pensaba exponerle, pero se me ha adelantado, por cierto, no hace falta que termines cada frase diciéndome señor, podemos tratarnos de tú, ¿de acuerdo? –dictaminó el rey a forma de mandato, lo que hizo que la peona se sintiera un poco a disgusto con su padre-. Mañana mismo, tu rey padre, deberá estar con su formación en su parte del río, esperando a la mía para ejecutar lo acordado. Tú te haces responsable de que lo que acabo de decir llegue hasta tu padre, y ahora, si me disculpáis, tengo cosas más importantes que hacer, ¡vamos hija!

-          Esperad padre, acompañaré al peón de negras hasta la barrera. –Dijo la princesita, dejando a los demás peones de blancas muy furiosos y celosos.

-          Gracias peona princesa de blancas. – balbuceó el peón halagado.

Desde entonces el peón y la peona se hicieron muy amigos y se contaron cosas como que los peones hermanos de una misma familia no deberían casarse entre sí, aunque  quizá si se mezclasen las familias de blancas y de negras saldría un hijo muy raro, por otra parte el peón de negras era hermano de hermanas y la peona de blancas era hermana de hermanos, y un dato importante es que eran el mismo número en cada reinado.

     El resto del día y después de contarle la respuesta del rey de blancas a su padre, el pequeño peón se pasó el día entero pensando en lo que sucedería cuando todos se diesen cuenta de que el rey vecino tenía los cuadros de su parte del tablero pintados de blanco en su mayoría, seguramente se enfadarían mucho y al final no habría un entendimiento en lo referente al trato.

     Aún así no fue algo que no lo dejara dormir, mas, cuando se dio cuenta del peligro que correría su amistad con la princesa peona, se asustó y se apresuró a contárselo al rey. Al saber esto el rey se enmudeció pero seguidamente mandó pintar su parte del tablero completamente negro, sin dejar ni el más mínimo brochazo del blanco en el suelo.

     La noche pasó para  su desgracia muy rápida y en el primer destello del alba mañanero se reflejaban los escudos y demás armaduras de los soldados de “Villa de Negras”, a sus espaldas se comenzaba a ver al rey avanzando, mientras en el castillo de “Villa de Blancas” descansaban el rey y sus condiscípulos, que llegaron horas más tarde.

    

-          ¿Lleváis mucho tiempo aquí? – Interrogó el rey de blancas con sorna.

-          Lamentablemente sí, pero pongámonos ya en marcha a cavar la fosa para almacenar el agua, la necesitamos para dar la segunda mano de pintura a estos recuadros blancuzcos que hubo en el piso, ¿verdad que queda mejor de color negro? –Burleteó el rey de negras con una sonrisa desafiante en su rostro, que hizo flaquear al otro monarca, le había dado en su punto débil.

Rey en peligroMientras cavaban la zanja gigante discutían sobre por qué rompían más el suelo de un lado que del otro, luego a uno se le cayó una piedra encima del pie del otro y se enfadaron al pensar que lo había hecho aposta, sin contar el empujón que le dieron al rey de negras, quien cayó en el barro de la fosa y se manchó de arriba abajo. Aquellos sucesos hicieron temblar los cimientos del comienzo de una amistad venidera, y al contrario produjeron la furia de todas las piezas, quienes sin pensárselo dos veces desenfundaron sus espadas y se pusieron a luchar en medio de aquel chiquero. La lucha se paró por unos instantes cuando después de que un rayo de la tormenta que por fin se levantó, derrocó a lo lejos un muro que el mismo rey de blancas construyó para retener el agua del río que lógicamente seguía su camino con menos de la mitad de su caudal, lo que hizo que hubiera una tromba de agua que se llevó consigo al rey de blancas, entre otras piezas. Se reanudó al irse el agua, aunque mucha se quedó en el embalse que construían, finalmente el rey de negras y su tropa dominaron a las únicas piezas que seguían rebeldes. Las piezas blancas estaban perdidas sin su rey, todos los peones eran niños y no podían decidir así como así quién sería el nuevo rey con la peona, además no querían casarse con su hermana. La peona decidió que se casaría con el peón, pero el rey de negras no estuvo de acuerdo y acto seguido los hermanos de la peona lo mataron lo que provocó otra enorme guerra, en la que valientemente el peón negro se tuvo que enfrentar a los peones blancos él solo, ya que tenía hermanas. Pasados muchos años se casaron el peón y la peona y también sus hermanos, de lo que no aparecieron piezas grises, como se había dicho siempre en la mezcla de colores, es más lo que sucedió pareció haber sido obra de la mano de Dios, aparecieron bebés humanos para asombro de sus padres, lo que creó que los dos pueblos se uniesen formando un nuevo pueblo llamado, nunca mejor dicho: “Villa Ajedrez”.

     PuebloEl suelo con la lluvia perdió los colores y se quedó de color verde campo con hierba y crecieron árboles que formaron bosques y nació una nueva generación, olvidando el nombre de peón, Alfil, Torre o Caballo y no había reyes por encima de nadie, el peón “valiente” mandó fabricar un tablero de ajedrez, siendo éste el único que pudiera existir, y su señora peona lo guardó en una urna de cristal que nunca se ha vuelto a encontrar y sólo se supo más tarde de este juego porque  corrieron las historias de aquel pueblo de boca en boca.

NOMBRE: Giovanni Santana Macías

Curso: 8º

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